domingo, 4 de mayo de 2014

Cuerdas


Las líneas de tu mano se deslizaban como derritiéndose en hilos tan delgadísimos que parecían telarañas, bailaban siniestros iluminados por el tenue resplandor de mis ojos ahogados de salinidad; se escurrían por entre los pliegues de mi ropa susurrando palabras imposibles, avanzaban con lentitud y tanta delicadeza que parecía casi imposible que me diera cuenta de que ya estaban aferrándose a mis muñecas y mis tobillos. Debe ser que nunca había visto unas cuerdas de marioneta.  

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